martes, 24 de julio de 2007

Menos cilindrada y Turbo, las claves para ahorrar combustible




Empujados por las medidas parlamentarias encaminadas a reducir las emisiones de los automóviles, los fabricantes europeos han puesto todos rumbo a lo que se ha dado en llamar “Downsizing”, consistente en volver a los motores de pequeña cilindrada.

Para mantener las prestaciones y el placer de conducir, echan mano al viejo artilugio que en vehículos de uso cotidiano solo se estaba empleando en motores diesel: el Turbocompresor.


Pero he te aquí que ahora este enigmático artilugio sirve, para desarrollar motores que, sin renunciar a una potencia digna, presuman de niveles de emisiones aceptables.


Las marcas europeas están lanzando al mercado turismos con motores de escasa cilindrada (1.4, 1.6) y, gracias a los compresores, potencias impensables para estos cubicajes.

El ejemplo más claro es la familia de motores TSI de Volkswagen. De un único motor de 1.4 litros se puede conseguir con potencias de 122, 140 ó 170 C.V. La diferencia de rendimiento dependerá de la guarnición de compresores (turbo o volumétricos) que aderecen el sistema de admisión.

Opel también sigue el mismo camino, con un motor 1.6 litros al que el turbo consigue exprimirle nada menos que 180 C.V. Sustituye al típico 2.0 litros con 175 C.V. al que aventaja en más de un 10% en ahorro de combustible.

El downsizing es además muy interesante para los propios fabricantes. A ellos también les supone un ahorro, pues con un solo bloque motor pueden ofrecer varios niveles de rendimiento distintos, dependiendo de si le acoplan uno, dos o ningún Turbo.

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