Estados Unidos ha sido tradicionalmente el país de los V8. De 4 o de 6 litros, daba igual, pero V8, por favor. Bueno, y de hecho, tampoco daba igual la cilindrada: cuanto más grande, mejor. Pero esa mentalidad está cambiando, y el primer paso hacia una optimización de la eficiencia de los motores americanos se dirige hacia los V6.
Los ingenieros americanos han introducido la eficiencia en sus programas de diseño, y se han dado cuenta que de un V6 pueden sacar tanta potencia (o muy parecida) como de los actuales V8, y además consumiendo menos combustible. El Lincoln por ejemplo, montará un V6 con inyección directa de gasolina y doble turbo. Ford asegura que de ese motor se sacará tanta potencia como del V8 tradicional.
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